miércoles, 9 de diciembre de 2009

LA GRANDEZA DE LA SEMANA SANTA


Lo que ha hecho grande nuestra Semana Santa no es la Bendición, ni la Bajada, ni la Dolorosa del Salzillo, ni tener la mejor artesanía del tambor del mundo, ni el primer Museo del Tambor del mundo, ni la primera Escuela del Tambor, ni lo mucho que hemos avanzado en seriedad y solemnidad en nuestras procesiones, ni los nuevos tronos, de Bejarano, de Tirao…, ni las sedes de las hermandades, ni tener el mejor libro de Semana Santa del mundo, ni los estandartes bordados en hilo de oro…

Lo que ha hecho y hace grande nuestra Semana Santa es la gente de Tobarra. Lo que la hace grande, pero grande de verdad es el empeño que ponemos cada año en hacerlo mejor que el anterior. El mejor capital de Tobarra, es su gente, invertir en valor humano, en cercanía es la mejor inversión de futuro para la Semana Santa. Ése fue el mensaje esencial del pregonero de nuestra Semana Santa 2009 y hoy queremos traerlo de nuevo aquí para no perderlo nunca de vista.


Cierto es que las personas se van y lo que queda son los bienes materiales, cierto que el fruto del buen trabajo se ve en la calle cada Semana Santa, cierto que las sedes unen, que el trabajo une, que la ilusión por la compra de un trono nuevo une a los hermanos alrededor de una causa común… pero también es cierto que un buen ambiente en la hermandad, un presidente con liderazgo, un equipo ilusionado, unos relevos en los que prime el compañerismo, el compromiso con los demás, estar pendientes de si el compañero nos necesita… eso une mucho más y es lo que termina haciendo de veras HERMANDAD.

Hacemos Semana Santa, para que nos vean, para sentirnos orgullosos de mostrar de qué es capaz Tobarra, de qué somos capaces los tobarreños ante el mundo cuando queremos y trabajamos todos unidos, hacemos Semana Santa porque nos gusta, porque nos divierte tocar el tambor con libertad, porque nos sentimos importantes, porque sabemos que somos imprescindibles cuando estamos bajo los palos, porque hacemos lo que hicieron nuestros padres, que ya no pueden y hacemos aquello que queremos que hagan nuestros hijos.

Hacemos hermandad cuando nos ponemos bajo los palos, pero sobre todo cuando nos preocupamos por nuestros compañeros, no sólo en Semana Santa, sino todo el año.


La Semana Santa la hacen las personas, por ello debemos hacerla para las personas, para quienes la ven y para quienes la trabajan, sin perder nunca de vista que nuestro principal trabajo como semanasanteros es prender y mantener viva la llama de la ilusión en la gente, esa ilusión que teníamos de niños al ver pasar los tronos, al ver salir nuestra imagen por la puerta de la Iglesia, esa ilusión es nuestro motor y nuestra fuerza. Ésa y no otra es nuestra seña de identidad y la verdadera clave de nuestro éxito.

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