martes, 22 de diciembre de 2009

PROBLEMAS EN NUESTRA SEMANA SANTA (I), LA FALTA DE AGARRÁORES

Uno de los argumentos que se suele aducir cuando tratamos de proyectar nuestra imagen fuera de Tobarra es que tenemos muchos problemas dentro que hay que solucionar antes de "vendernos" fuera de nuestras fronteras.

Este argumento es cierto, en parte. En primer lugar, necesitamos cierta distancia para ver cómo es nuestra Semana Santa en relación con las demás y comprobar hasta qué punto los problemas de Tobarra no son también los problemas de otras muchas Semanas Santas, a veces mucho más afamadas o "tituladas" que la nuestra.

Por otra parte, aunque sí hay cierta cultura popular acerca de la problemática que nos envuelve, no hay consenso en cuáles son esos problemas y mucho menos en cuáles son las soluciones.

Nos gustaría abrir un debate sereno al respecto, y que se plantearan aquí, por un lado objetivos y metas sobre los que trabajar, y por otro, soluciones a aplicar para lograr esos objetivos. Invitamos a todo el mundo a utilizar tanto el foro de la asociación, como, preferentemente, los comentarios que se pueden añadir al final de cada publicación del foro.

Para abrir el debate, esta semana hablaremos de la falta de agarráores en nuestra Semana Santa, un problema que lleva años en boca de todos, especialmente tras aquella noche de Viernes Santo en que la Santa Cruz no pudo salir o aquella mañana en que a San Juan estuvo a punto de ocurrirle lo mismo.

En primer lugar, debemos situar el debate en el contexto histórico y geográfico adecuado. Por un lado, este problema no es exclusivo de la Semana Santa de Tobarra. Todas las grandes semanas santas han visto crecer el número de tronos que desfilan y el número de hermanos necesarios por trono, de forma que en todas partes hoy se necesitan entre el doble o el triple de agarráores para poner en marcha una Semana Santa que hace veinte años, lo dicho, tanto en Tobarra, como fuera de Tobarra.

La diferencia es, por un lado la población, más limitada en nuestro caso que en las grandes capitales de provincia, y el hecho incuestionable, pero siempre exagerado, de que tenemos que compartir tiempo, espacio  y gente con el tambor. 

Conocemos muy poco de los problemas que existen fuera de Tobarra para sacar las procesiones. En parte porque nos hemos dedicado demasiado tiempo a mirarnos a nuestro propio ombligo. Saber cómo están los demás nos ayuda a situar correctamente el problema.

Y efectivamente, el problema no es exclusivo de Tobarra, ni mucho menos. Aparece en Semanas Santas de grandes capitales y de pueblos pequeños, de lugares en los que se toca y en lugares en los que no se toca el tambor, luego el tambor no es la causa.


Tampoco es la causa un descenso en el número de personas que quieren agarrar. Hace treinta años, el Tobarra ningún trono desfilaba con más de dieciséis personas, hoy ninguno baja de veinticuatro. Hemos incrementado el peso de los tronos en términos generales, a pesar de que los agarráores cada vez tienen menos fuerza por el cambio en el estilo de vida.

Ahora se están invirtiendo los términos, los nuevos tronos buscan más la calidad que el peso y la cada vez mayor incorporación de la mujer ha salvado a más de un paso de un mal trance. Ignoramos si será suficiente para luchar contra el mayor de nuestros enemigos: el envejecimiento de la población, si hoy nacen la mitad de niños que hace treinta años, dentro de treinta años habrá la mitad de agarráores y eso es matemática pura, al menos si  pretendemos contar sólo con gente de Tobarra.

Decimos esto porque el fenómeno del cofrade forastero no es extraño en Semanas Santas de alto renombre y lo quieran o no, también a ellas estos turistas del agarráo que van cada año a vivir una Semana Santa que en principio no es la suya, también les han sacado de apuros. Por cierto, esta figura no es extraña en nuestra Semana Santa, personas que sin tener más lazos con Tobarra que algún amigo o familiar muy lejano, se empeñan en vivir como uno más las hay en todas o la mayoría de las hermandades.

Evidentemente nuestro "caladero" debe seguir estando aquí, somos de Tobarra y nos enorgullecemos de serlo, por eso somos semanasanteros, pero no debemos desdeñar ni dejar de lado esta posibilidad.

Abrir la Semana Santa de Tobarra al mundo tiene indudables ventajas, una de ellas es ésta, pero claro, si nos empeñamos en no salir fuera de Tobarra a ofrecer una Semana Santa como la nuestra, que ha sido y debe seguir siendo motivo de admiración, terminaremos por harcer la pescadilla que se muerde la cola: "¿para qué vamos a salir fuera de Tobarra si tenemos problemas como la falta de gente para agarrar?" pero es que ¿cómo vamos a encontrar  más enamorados de nuestra Semana Santa si no salimos fuera?
 
Se ha dicho muchas veces que a los agarráores hay que cuidarlos. Es cierto, pero no como se ha hecho en alguna ocasión, dandoles ideas que nada tienen que ver con las procesiones. El agarráor lo que quiere es hacer procesión, llevar su trono con dignidad, no se van a quedar en la hermandad porque les alentemos a salirse de la procesión, haciéndolo se ha cometido el error de dar un mensaje equivocado: "lo de menos es la procesión, no te preocupes por tu trono, ni por tus compañeros ya se las apañarán..." Eso no es lo que quieren los agarráores, lo que quieren es cumplir con su mandato, fieles a la tradición, de llevar trono e imágenes por donde los llevaron sus antepasados.


Se ha dicho también que la gente jóven no quiere agarrar. Tampoco es cierto, hay de todo, tanto en gente joven como en gente de más edad, lo que sí es cierto es que cada vez hay menos jóvenes, en la procesión y en el tambor, en Tobarra y fuera de Tobarra, porque cada vez nace menos gente.
 
Un último apunte, para los profetas de la catástrofe. Comparen las procesiones de hoy con las de hace treinta años, o los tronos vacíos Viernes Santo por la mañana a la salida de la procesión hace no tantos años y cómo ese fenómeno es cada vez menos frecuente.

No estamos tan mal como quieren hacernos creer, pero no nos durmamos en los laureles, si no, podremos estarlo algún día.

martes, 15 de diciembre de 2009

LA SEMANA SANTA DE TOBARRA DE INTERÉS TURÍSTICO INTERNACIONAL

El pasado año celebramos el XX aniversario de la declaración de Interés Turístico Nacional para nuestra Semana Santa. En 1988, al pasar Semana Santa, se recibió al fin la comunicación y posteriormente la declaración fue publicada en el BOE. Por aquél entonces la Semana Santa de Tobarra se convertía así en la primera de nuestra provincia en obtener la declaración, la Feria de Albacete, por ejemplo no era ni siquiera de Interés Turístico Regional y nos colocábamos por encima de celebraciones como la Semana Santa de Toledo, Ciudad Real, Palencia, Ávila, Jumilla, Cáceres, Zaragoza, León, Granada…

Ninguna de ellas tenía el Interés Turístico Nacional cuando Tobarra lo consiguió. En la actualiad todas lo tienen incluso algunas han logrado el Internacional. Eso en sí mismo no es bueno para nuestra Semana Santa, pero lo peor de todo, sin duda es la creencia que está empezando a gestarse, influenciada por no se sabe qué intereses que a veces parecen responder los deseos de nuestros más inmediatos competidores, de que Tobarra no puede o lo que es peor no se merece el Interés Turístico Internacional.

Mucho ha cambiado desde aquellos años ochenta en que con más ilusión que medios se trabajaba por la Semana Santa. Hoy en día, con una Semana Santa con muchos más medios y gente que entonces nadie en su sano juicio, con un mínimo de amor por Tobarra y su Semana Santa puede pretender que nos quedemos anclados y permitamos que otros nos adelanten.

Nunca hemos concebido otra forma de hacer y querer a Tobarra y su Semana Santa si no se quiere lo mejor y difícilmente vamos a mejorar si no creemos en nosotros mismos.

Pero hay más argumentos. Nosotros que nunca nos hemos apropiado de títulos que no nos correspondían, hemos visto cómo la presencia de la Semana Santa de Tobarra en los medios se ha reducido considerablemente desde que otras Semanas Santas y Tamboradas consiguen títulos. Y eso ni es bueno ni es justo.

Tobarra cumple con los requisitos que marca la Orden reguladora de la concesión del título (ORDEN ITC/1763/2006, de 3 de mayo):
-    Antigüedad. Más de 400 años de tradición en procesiones y tambor.

-    Continuidad en el tiempo. (Salvo el paréntesis de la Guerra Civil).
-    Arraigo en la localidad. (Indiscutible)
-    Originalidad y Diversidad de Actos. (Ninguna tiene Tambor, Bendición, Bajada, Prendimiento, Encuentro, Saludo, Entierro, Artesanía, Tamborada Escolar, Cierre, El Museo del Tambor más antiguo –que no el más subvencionado- del mundo, la primera Escuela del Tambor del mundo…)
-    Haber sido declarada de Interés Turístico Nacional y haberlo estado durante 5 años o más. (Éste apartado daría para más de un comentario)
-    Existencia de equipamientos y plazas hoteleras suficientes en un radio de 50 kilómetros. (También lo cumplimos).

Algunos hechos y dichos que no son ciertos:

-    La Semana Santa de Tobarra no cumple los requisitos para la declaración. Ya hemos visto que no es cierto.
-    La Semana Santa de Tobarra no se merece la declaración. Veamos, aunque las comparaciones son odiosas, y dicho sea con el mayor de los respetos, que cada uno juzgue si nuestra celebración reúne menos méritos que las siguientes fiestas declaradas de Interés Turístico Internacional:
o    Romería Vikinga de Catoira (3.500 habitantes). Se celebra desde 1960.
o    Tomatina de Buñol. Se celebra desde hace unos 40 años.
o    Rapa das Bestas de Sabucedo (pedanía de A Estrada, 150 habitantes).
o    Festival del Cante de las Minas de La Unión. Se celebra desde 1961
o    Entrada de Toros y Caballos de Segorbe.
o    Festival del Mundo Celta de Ortigueira. (declarado de Interés Turístico Nacional en 2003).
o    Todas estas fiestas tienen un importante arraigo en sus localidades y sin duda son merecedoras del galardón, pero la Semana Santa de Tobarra, que se celebra desde hace más de 400 años, con actos únicos, ¿no lo merece también?
Una curiosidad, desde 1997 hasta 2003 no se declaró ninguna fiesta de Interés Turístico Internacional y sólo desde 2006 hasta el 8 de junio de este año se han declarado siete varias de las cuales no eran de interés turístico nacional en 1988.
-    Otro argumento: Tobarra no debe buscar el título porque es perjudicial. Bien, el mero hecho de tener el título no significa que los visitantes acudan por centenares de  millares y colapsen nuestra localidad. (ojalá el problema de la Semana Santa fuera qué hacer con tanta gente), ya hemos visto declaraciones de Interés Turístico Internacional cerca de nosotros que han servido, sobre todo para “barrer” aún más nuestra Semana Santa de los medios de comunicación. El mero hecho de buscar el título nos pone a trabajar a todos por un objetivo común.

En definitiva, desde 1988, en que éramos una de las pocas Semanas Santas de España en tener el título de Interés Turístico Nacional, hasta hoy, nuestra Semana Santa no ha parado de crecer y mejorar año tras año. Sin embargo en este tiempo muchas Semanas Santas nos han alcanzado y algunas que entonces no eran “de Interés Turístico Nacional”, han conseguido ya el Internacional.

Por eso abrimos el debate, ¿Debe solicitarse para la Semana Santa de Tobarra el título de “Interés Turístico Internacional”?.


miércoles, 9 de diciembre de 2009

LA GRANDEZA DE LA SEMANA SANTA


Lo que ha hecho grande nuestra Semana Santa no es la Bendición, ni la Bajada, ni la Dolorosa del Salzillo, ni tener la mejor artesanía del tambor del mundo, ni el primer Museo del Tambor del mundo, ni la primera Escuela del Tambor, ni lo mucho que hemos avanzado en seriedad y solemnidad en nuestras procesiones, ni los nuevos tronos, de Bejarano, de Tirao…, ni las sedes de las hermandades, ni tener el mejor libro de Semana Santa del mundo, ni los estandartes bordados en hilo de oro…

Lo que ha hecho y hace grande nuestra Semana Santa es la gente de Tobarra. Lo que la hace grande, pero grande de verdad es el empeño que ponemos cada año en hacerlo mejor que el anterior. El mejor capital de Tobarra, es su gente, invertir en valor humano, en cercanía es la mejor inversión de futuro para la Semana Santa. Ése fue el mensaje esencial del pregonero de nuestra Semana Santa 2009 y hoy queremos traerlo de nuevo aquí para no perderlo nunca de vista.


Cierto es que las personas se van y lo que queda son los bienes materiales, cierto que el fruto del buen trabajo se ve en la calle cada Semana Santa, cierto que las sedes unen, que el trabajo une, que la ilusión por la compra de un trono nuevo une a los hermanos alrededor de una causa común… pero también es cierto que un buen ambiente en la hermandad, un presidente con liderazgo, un equipo ilusionado, unos relevos en los que prime el compañerismo, el compromiso con los demás, estar pendientes de si el compañero nos necesita… eso une mucho más y es lo que termina haciendo de veras HERMANDAD.

Hacemos Semana Santa, para que nos vean, para sentirnos orgullosos de mostrar de qué es capaz Tobarra, de qué somos capaces los tobarreños ante el mundo cuando queremos y trabajamos todos unidos, hacemos Semana Santa porque nos gusta, porque nos divierte tocar el tambor con libertad, porque nos sentimos importantes, porque sabemos que somos imprescindibles cuando estamos bajo los palos, porque hacemos lo que hicieron nuestros padres, que ya no pueden y hacemos aquello que queremos que hagan nuestros hijos.

Hacemos hermandad cuando nos ponemos bajo los palos, pero sobre todo cuando nos preocupamos por nuestros compañeros, no sólo en Semana Santa, sino todo el año.


La Semana Santa la hacen las personas, por ello debemos hacerla para las personas, para quienes la ven y para quienes la trabajan, sin perder nunca de vista que nuestro principal trabajo como semanasanteros es prender y mantener viva la llama de la ilusión en la gente, esa ilusión que teníamos de niños al ver pasar los tronos, al ver salir nuestra imagen por la puerta de la Iglesia, esa ilusión es nuestro motor y nuestra fuerza. Ésa y no otra es nuestra seña de identidad y la verdadera clave de nuestro éxito.

jueves, 3 de diciembre de 2009

LA MUJER Y LA SEMANA SANTA DE TOBARRA




Desde aquél lejano Viernes Santo por la tarde en que salieron a tocar el tambor las mujeres, con el capuz bajo, porque un bando había prohibido a los “hombres” el toque del tambor, la incorporación de la mujer en la Semana Santa de Tobarra ha sido paulatina, y en general lejana a la polémica.

No podemos olvidar que hubo un tiempo en que las mujeres no podían ni siquiera salir en la procesión, salvo bajo la figura de “manolas”. Hoy en día las cosas han cambiado y el camino recorrido, las más de las veces gracias al empeño de unas cuantas pioneras, nos ha permitido llegar a una Semana Santa más justa e igualitaria.


Poco a poco las mujeres se han abierto camino, con el tambor, y bajo los palos, al principio junto a sus compañeros, a veces bajo una actitud paternalista: “nena métete aquí, aunque no llegues”, descubriendo enseguida (¡oh, sorpresa!), que lo que de verdad querían las mujeres es llegar al palo, demostrarse a sí mismas, más que demostrar a los demás, de lo que son capaces y participar de esa misma sensación de comunidad y hermandad bajo los palos de la que han disfrutado los hombres durante muchos años.


De la incorporación de la mujer a la Semana Santa hemos aprendido muchas y buenas lecciones. Probablemente, la más curiosa y desapercibida de todas, es que parte de la culpa del cambio de mentalidad de negativa a positiva, de estar en contra a estar a favor, la tiene la necesidad urgente de agarráores que hemos sentido en la Semana Santa y es que a veces hemos tenido que verle las orejas al lobo antes de aceptar que la presencia de las mujeres en nuestra Semana Santa bajo el papel de Agarráoras es, no sólo buena, sino imprescindible.



En Tobarra hemos pasado de la mujer como madre de nazarenos y agarráores, pasando por la mujer como nazarena y tamborilera, a la mujer agarráora, que da lecciones (sin proponérselo, porque nunca se han propuesto dar lecciones) de agarrar,  de ensayar si era necesario para hacerlo cada vez mejor, de buscar nuevos modos de organizarse, de darlo todo cada Domingo de Resurrección del Calvario a la Plaza

Aún no somos conscientes de lo mucho que debemos a todas las pioneras, algún día lo seremos, entretanto sólo podemos dar las gracias a todas las mujeres de Tobarra. Su amor y entrega total por la Semana Santa nos asegura un futuro lleno de esperanzas.

Por cierto, en la tierra con la mejor artesanía del tambor del mundo, nos faltan todavía mujeres artesanas del tambor, sin duda alguna las habrá en cuanto se lo propongan.